"Se vieron, dos miradas en una noche de fiesta se cruzaron, ellas no pensaban que se iban a volver a ver, que esas miradas quedaban en la nada del hielo derretido de las copas de ese bar.
Se conocieron. Otra noche se volvieron a ver. Decidieron hablarse porque no era simple casualidad que esas miradas se volvieran a cruzar. Hablaron mientras no se daban cuenta que las horas pasaban. Ellas solo querian que el tiempo se parase en ese justo momento en el que se produce esa sonrisa tonta y ese brillo en los ojos.
Se gustaron. Una se lanzó y le pidio el número de teléfono para seguir hablando, para seguir conociéndose, la otra aceptó. Hablaron durante días. Empezaban a gustarse.
Se amaron. Tuvieron el primer encuentro, la primera cita, el primer beso, la primera vez que sus cuerpos se fundian en uno entre las sábanas de una cama, la primera pelea. Entre ellas estaba el verdadero amor, ese amor que salta montañas, el amor verdadero."
Una historia perfecta que solo pasa en las películas de Hollywood.